Leyenda Pingüina
"La Dirección del Colegio Alicante de Maipú informa a la Comunidad Escolar que, a las 15:50 del día de hoy jueves 8 de Junio, los alumnos en toma procedieron a abandonar el local"
Después de vivir casi una semana en carne propia la Toma de nuestro querido colegio... me perdí el final de la obra!!!...
Pero en fin, no puedo dejar pasar este momento de evalucación de nuestra ocupación del establecimiento (más que toma, pues si bien fue a duras penas, tuvo el consentimiento de la dirección).
Todos estábamos dispuestos a pasar a como de lugar al colegio ese 31 de mayo. Nuestro centro de alumnos había repetido hasta el cansancio los motivos de las movilizaciones y era evidente la presión que el alumnado ejercía por tomarse el colegio. Lo primero que salió y lo que tanto leí de personas limitadas de pensamiento: "Es imposible tomarse el colegio. Es demasiado grande".
Me atrevo a decirles limitadas, pues no tuvieron la escapadas de mente para pensar cómo hacerlo, y el respaldo a mis dichos son la semana que estuvo ocupado el establecimiento. Entonces ¿Era imposible? Evidentemente no.
Pasamos noches inquietantes. Frío, pero nunca hamre. Hay que decirlo. De comida nos podíamos hartarnos. Yo adoré las manzanas rojas que llevaron. Estaban exquisitas. Las amenazas hechizas de flaytes que sólo querían dar jugo o de supuestos neonazis que andan más perdido que jurel en Bolivia. Pensamos nosotros mismos en hacer una limpieza étnica de este país y eliminar a todos esos seres que se pican a neonazis y son mestizos que deberian matarse solos.
El urgimiento en unos momentos llegó a tal... que se produjo el récord de alertas nocturnas justo cuando se producía el peak de convocatoria a la gran toma del Alicante. A esto debemos sumarle los constantes rumores de desalojo. Vivíamos bajo presión los primeros días... luego esi fue pasando a segundo plano. La gente haciendo guardia en Hugo Bravo iba desapareciendo paulatinamente. Las fogatas se reducían tanto asi como la gente que quedaban dentro del establecimiento en ocupación. Del fervor de las 350 personas que fueron los primeros días, no quedaban más de 100 en los días que siguieron. Pero esto fue preciso y determinante para demostrar cuáles eran las personas que realmente estaban apoyando la iniciativa y me quedó claro de cuántos fueron los que se llenaron la boca con ideas de tomas y cosas por el estilo, y que trataron de manera piola de retobar y echar pie atras sin que nadie los viera. Mientras ellos veían televisión en la tranquilidad de sus hogares, calentitos; otros compañeros hacíamos malabares para mantener una fogata en Hugo Bravo, o en el Patio de los Kinder para poder hacer guardia. Pero en fin, el juicio caerá sobre ellos.
Y en el fondo...¿Qué fue lo que ganamos como colegio? Concretamente nada. Es más, fuero más los destrozos que hubieron; que beneficios que obtuvimos. Pero las personas que perseveramos, fuimos los grandes triunfadores de todo esto. Aquí no hubo un Chela, una Pía o un Simón que saliera más beneficiado; sino que todos nos aferramos más al real espíritu alicantino. Todos cooperando, todos trabajando, todos cuidándonos, todos apoyándonos; formando una unidad dentre alumnos (incluso de aquellos que jamás se habían hablado en sus vidas) que jamás se había visto en nuestro colegio. Ese espíritu que ni las autoridades del colegio han podido impregnarnos con sus ideas utópicas de orden. Alicante se unió gracias a lo que quisieron sus alumnos y con eso formamos una gran potencia. Como personas y compañeros crecimos. Hubo un compañerismo progresivo, el cual espero que perdure en el tiempo y que no muera junto con esta toma. Eso fue lo que logramos compañeros: unidad a precio del sacrificio. Nunca, sin considerar los eventos deportivos, se habían escuchado unos Ali-ali-cante! con tanto sentimiento como en estas oportunidades, pues lo que formamos los alicantinos era digno de ser celebrado y representado en un grito de gloria estudiantil.
Personajes memorables, gritos de lucha, los inolvidables despertares escandalosos, los dolores de espalda... entre otras cosas, quedarán para siempre en nuestra memoria como un latente recuerdo de nuestra revolución pingüina.
¿Qué iba a saber César Valenzuela o la María de Jesús lo que sucedía en Vespucio 1577, en el lugar donde los alicantinos se unieron para apoyar una causa y que sin embargo lograron entre ellos una unidad memorable y una vivencia inolvidable de compañerismo y fraternidad?
"¿Toma de lo absurdo?" por favor señores profesores. Absurda puede ser la vitrina desde donde ustedes intentan representar la realidad de esta toma, pero los que estuvimos ahí sabemos muy bien lo que logramos. Y que la unión entre compañeros no estuviese en el petitorio, no significa que no fuimos vencedores de una lucha que moría ayer cuando se entregaba el colegio, sino que fuimos vencedores de nuestra propia guerra contra la fríaldad escolar.
Con todo lo vivido compañeros, da un orgullo tremendo decir que soy alicantino. No por los mandamases, sino por los que son como yo. Estudiantes que fuimos capaces de pasar las barreras de lo impensable. Desde ocupar el colegio, hasta luchar todos juntos por una causa. Fuimos pocos, pero los precisos, los verdaderos próceres de esta lucha.
Ahora compañeros, a descansar, y ver qué es lo que viene ahora, se viene pesado, pero esto no lo borra nada. Las leyendas comenzaron, y pasarán de generación a generación en el Alicante como auqella Revolución estudiantil del 2006 que paralizó el colegio e hizo que sus alumnos se unieran en paz y en apoyo.
=-chikocl-4d-=
Después de vivir casi una semana en carne propia la Toma de nuestro querido colegio... me perdí el final de la obra!!!...
Pero en fin, no puedo dejar pasar este momento de evalucación de nuestra ocupación del establecimiento (más que toma, pues si bien fue a duras penas, tuvo el consentimiento de la dirección).
Todos estábamos dispuestos a pasar a como de lugar al colegio ese 31 de mayo. Nuestro centro de alumnos había repetido hasta el cansancio los motivos de las movilizaciones y era evidente la presión que el alumnado ejercía por tomarse el colegio. Lo primero que salió y lo que tanto leí de personas limitadas de pensamiento: "Es imposible tomarse el colegio. Es demasiado grande".
Me atrevo a decirles limitadas, pues no tuvieron la escapadas de mente para pensar cómo hacerlo, y el respaldo a mis dichos son la semana que estuvo ocupado el establecimiento. Entonces ¿Era imposible? Evidentemente no.
Pasamos noches inquietantes. Frío, pero nunca hamre. Hay que decirlo. De comida nos podíamos hartarnos. Yo adoré las manzanas rojas que llevaron. Estaban exquisitas. Las amenazas hechizas de flaytes que sólo querían dar jugo o de supuestos neonazis que andan más perdido que jurel en Bolivia. Pensamos nosotros mismos en hacer una limpieza étnica de este país y eliminar a todos esos seres que se pican a neonazis y son mestizos que deberian matarse solos.
El urgimiento en unos momentos llegó a tal... que se produjo el récord de alertas nocturnas justo cuando se producía el peak de convocatoria a la gran toma del Alicante. A esto debemos sumarle los constantes rumores de desalojo. Vivíamos bajo presión los primeros días... luego esi fue pasando a segundo plano. La gente haciendo guardia en Hugo Bravo iba desapareciendo paulatinamente. Las fogatas se reducían tanto asi como la gente que quedaban dentro del establecimiento en ocupación. Del fervor de las 350 personas que fueron los primeros días, no quedaban más de 100 en los días que siguieron. Pero esto fue preciso y determinante para demostrar cuáles eran las personas que realmente estaban apoyando la iniciativa y me quedó claro de cuántos fueron los que se llenaron la boca con ideas de tomas y cosas por el estilo, y que trataron de manera piola de retobar y echar pie atras sin que nadie los viera. Mientras ellos veían televisión en la tranquilidad de sus hogares, calentitos; otros compañeros hacíamos malabares para mantener una fogata en Hugo Bravo, o en el Patio de los Kinder para poder hacer guardia. Pero en fin, el juicio caerá sobre ellos.
Y en el fondo...¿Qué fue lo que ganamos como colegio? Concretamente nada. Es más, fuero más los destrozos que hubieron; que beneficios que obtuvimos. Pero las personas que perseveramos, fuimos los grandes triunfadores de todo esto. Aquí no hubo un Chela, una Pía o un Simón que saliera más beneficiado; sino que todos nos aferramos más al real espíritu alicantino. Todos cooperando, todos trabajando, todos cuidándonos, todos apoyándonos; formando una unidad dentre alumnos (incluso de aquellos que jamás se habían hablado en sus vidas) que jamás se había visto en nuestro colegio. Ese espíritu que ni las autoridades del colegio han podido impregnarnos con sus ideas utópicas de orden. Alicante se unió gracias a lo que quisieron sus alumnos y con eso formamos una gran potencia. Como personas y compañeros crecimos. Hubo un compañerismo progresivo, el cual espero que perdure en el tiempo y que no muera junto con esta toma. Eso fue lo que logramos compañeros: unidad a precio del sacrificio. Nunca, sin considerar los eventos deportivos, se habían escuchado unos Ali-ali-cante! con tanto sentimiento como en estas oportunidades, pues lo que formamos los alicantinos era digno de ser celebrado y representado en un grito de gloria estudiantil.
Personajes memorables, gritos de lucha, los inolvidables despertares escandalosos, los dolores de espalda... entre otras cosas, quedarán para siempre en nuestra memoria como un latente recuerdo de nuestra revolución pingüina.
¿Qué iba a saber César Valenzuela o la María de Jesús lo que sucedía en Vespucio 1577, en el lugar donde los alicantinos se unieron para apoyar una causa y que sin embargo lograron entre ellos una unidad memorable y una vivencia inolvidable de compañerismo y fraternidad?
"¿Toma de lo absurdo?" por favor señores profesores. Absurda puede ser la vitrina desde donde ustedes intentan representar la realidad de esta toma, pero los que estuvimos ahí sabemos muy bien lo que logramos. Y que la unión entre compañeros no estuviese en el petitorio, no significa que no fuimos vencedores de una lucha que moría ayer cuando se entregaba el colegio, sino que fuimos vencedores de nuestra propia guerra contra la fríaldad escolar.
Con todo lo vivido compañeros, da un orgullo tremendo decir que soy alicantino. No por los mandamases, sino por los que son como yo. Estudiantes que fuimos capaces de pasar las barreras de lo impensable. Desde ocupar el colegio, hasta luchar todos juntos por una causa. Fuimos pocos, pero los precisos, los verdaderos próceres de esta lucha.
Ahora compañeros, a descansar, y ver qué es lo que viene ahora, se viene pesado, pero esto no lo borra nada. Las leyendas comenzaron, y pasarán de generación a generación en el Alicante como auqella Revolución estudiantil del 2006 que paralizó el colegio e hizo que sus alumnos se unieran en paz y en apoyo.
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